martes, 12 de julio de 2011

escenario el mismo sólo cambian actores....

A pesar de saber y aunque la mayoría sabíamos lo que sucedería, muchos imploraban por ese milagro divino venido de algún lugar del cielo, o del inframundo, para que se hiciera justicia. Pero volvió a suceder lo mismo que en ocasiones anteriores, y esos muchos se quedaron con las ganas de ver aplicada la ley. Los que sabíamos que lo liberarían, no es que seamos brujos, magos, adivinos y mucho menos, tengamos alguna relación interpersonal con el señor en cuestión, la cosa es que lo sabíamos porque de una forma u otra, conocemos como actúan nuestras leyes.... Como bien se dio cuenta el mundo entero, la justicia está elaborada de tal forma que si tienes dinero, tienes amigos o relaciones políticas, y eres inocente. Mientras que si no tienes alguna de las cosas antes señaladas, eres culpable hasta que reúnas lo suficiente para recobrar la libertad.
Si, ya pasó el tiempo, y obviamente todo el asunto de la posesión de armas y los muertos, y lo que se haya añadido al expediente, queda en el olvido.El ciudadano común y corriente vuelve a la normalidad y continúa viviendo informándose por medio de lo único que tiene en su mano, de lo único que existe en el país, dos cadenas de televisión. La inocencia se presume, se vive con ella hasta que se demuestra la total culpabilidad. Pero no es aplicable a todos los casos, y tampoco a todas las personas, porque para demostrar que se es inocente, en ocasiones hay que hacerlo estando a miles de kilómetros de distancia del lugar donde uno fue detenido, o del lugar en el que radica el expediente en el que se asienta la presunta participación del delito cometido.

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